Mi camino hasta tener una vivienda a mi nombre

El camino que he seguido hasta tener una vivienda 100% a mi nombre ha sido interesante, cuanto menos. Voy a compartir aquí mi experiencia desde que me fui de casa de mis padres hasta llegar a tener el pleno dominio de un piso, pasando por la compra inicial de este junto a mi expareja y el momento en que le compré a ella su parte.

A muchos os pasará lo mismo que me pasó a mí de joven, de modo que esta experiencia os puede ser útil. Yo, cuando era joven y veía los precios de los pisos en mi ciudad, pensaba para mis adentros: es imposible que una persona como yo, cobrando 1.100 € al mes, pueda comprarse un piso "estándar" de 200.000 €. Y ahí me quedaba.

Al principio de mi veintena, la verdad, no tenía ni idea de cómo funcionaba una hipoteca. Ni quería saberlo. Ahora, echando la vista atrás, pienso "menudo cateto estaba hecho". Ni la juventud ni el desconocimiento ni la falta de dinero son excusa para no investigar sobre estos temas. Al final, nos va la vida en ello.


De alquiler


Todo empezó cuando me fui de casa de mis padres para vivir de alquiler con una chica con la que llevaba un año saliendo. Recuerdo que nos fuimos a vivir juntos en 2016 y que pagábamos 720 € al mes de alquiler (360 € p.p.). Era un loft (espacio abierto, sin paredes más allá del cuarto de baño) en un edificio industrial reconvertido, en un barrio muy tranquilo y con unos vecinos muy majos. Tengo muy buenos recuerdos de ese sitio y de esa época.

Estuvimos año y medio viviendo allí hasta que mi pareja quiso que nos compráramos un piso en propiedad. Yo no lo veía claro, pues por un lado no tenía ahorros suficientes para poder comprar un pìso decente, y por otro lado, desconocía completamente cómo funcionaba la compra de un inmueble. Ella tampoco sabía nada al respecto, pero eso no la frenó; tenía ahorros, era de ideas fijas y quería comprar un piso sí o sí, así que se puso a buscarlo.


La búsqueda


Mi pareja de por aquél entonces estuvo varios meses, sino un año, buscando el piso ideal. Debía ser luminoso, con ascensor, de menos de cierto precio y ofrecer condiciones adecuadas para formar una familia en él, es decir, con suficientes habitaciones, dos cuartos de baño y cerca del transporte público y de escuelas. Casi nada. Pero, tras mucho buscar, lo encontró. Me enseñó su ficha en idealista y concertó una visita para la mañana siguiente.

Recuerdo que nos enseñó el piso un comercial de una inmobiliaria y que estuvimos charlando con él sentados en el balcón, que era (es) el punto fuerte del piso. A mi me encantó ese balcón, sobretodo porque había vivido toda mi vida en un apartamento sin balcón y la sensación de libertad que me dio el balcón me atrapó de inmedato. Allí mismo lanzamos una oferta por el piso y quedamos a la espera de que el comercial nos dijera algo.


La oferta


El precio de venta del piso era de 380.000. Le lanzamos una oferta al comercial de 368.000 €, es decir, 12.000 € menos o un 3,16% menos. Al cabo de un par de horas, el comercial nos llamó y nos dijo que los propietarios aceptaban, pero que había otra pareja interesada y que si queríamos reservarlo, para proceder con las arras, debíamos ingresar 3.000 € a la inmobiliaria inmediatamente que luego se descontarían del total de las arras.

Eran las 13h de un viernes y la cuenta de la inmobiliaria estaba en un banco con el que ni mi pareja ni yo teníamos relación, así que retiramos en efectivo los 3.000 € que nos pedían y fuimos rápidamente a una oficina de dicho banco a realizar el ingreso en ventanilla. Recuerdo que fue un momento de mucho estrés y que tuvimos que coger un taxi para llegar a tiempo a la oficina en cuestión para poder realizar el ingreso a tiempo, pero lo conseguimos.


El contrato de arras


Una vez realizado el ingreso para reservar el piso, el siguiente paso fue ir a la inmobiliaria tres días después para firmar el contrato de arras. Allí conocimos a los antiguos propietarios - un matrimonio mayor pero muy jovial - que había comprado el piso nuevo en el momento de su construcción y que, 30 años después, se había retirado a su segunda residencia, de modo que nosotros íbamos a ser los segundos propietarios de la vivienda.

Al firmar las arras pagamos 33.800 € (+3.000 € pagados previamente), un 10% del precio de venta del piso (368.000 €). Quedaban pendientes por pagar 331.200 € que debíamos satisfacer a la firma de la escritura pública de compraventa que se había fijado para 2 meses después. Es decir, tras haber firmado el documento y haber realizado una transferencia para pagar las arras, contábamos con 2 meses max. para conseguir una hipoteca.


Buscando hipoteca


Recuerdo haberme cogido todas las mañanas libres durante 2 semanas y haber ido con mi pareja oficina por oficina, banco por banco, preguntando por hipotecas a tipo fijo. Visto en perspectiva, lo hicimos mal. Entrábamos pidiendo las condiciones que tenían para las hipotecas a tipo fijo y los directores de las sucursales nos daban siempre las condiciones estándar del momento, sin importar si cobrábamos 1.000 €/mes o 3.000 €/mes.

Si vuelvo a ir algún día a alguna oficina, iré directo a hablar con el director, le pediré su contacto y le enviaré mis nóminas y modelo 100 de la declaración de la renta del año anterior por mail para que lo consulte con la gestora de su banco y me pueda ofrecer condiciones personalizadas. De todo se aprende. Sea como sea, hablando con una amiga de mi pareja de ese momento, conseguimos el contacto de un broker hipotecario y quedamos con él.


El broker


Recuerdo quedar con el broker (agente que consigue buenas hipotecas a cambio de una comisión) en un bar. Tras saludarnos, se sacó una libreta y un boli del bolsillo y nos empezó a preguntar cosas como "¿cuánto cobráis cada uno neto al mes?" y otras intimidades. Nos lo preguntaba un tipo con acento extranjero que acabábamos de conocer. El escenario no pintaba muy bien, pero le dimos todos los datos que nos pidió y nos despedimos.

Unos días después, el broker nos vino con una oferta de Banco Sabadell: un 1,95% a tipo fijo sin vinculaciones. Recuerdo perfectamente como las directoras de dos sucursales del mismo banco me habían ofrecido un 2,75% a tipo fijo con vinculaciones una semana antes, así que no acababa de entender esa magia, pero me gustó. A cambio de 3.000 €, el broker nos ahorraría 26.000 € en intereses, así que aceptamos la operación.


Banco Sabadell


Firmamos un 1,95% tipo fijo a 20 años con Banco Sabadell a través de un broker en el verano de 2018. El proceso de obtención del FIPER (ahora FEIN) fue muy rápido gracias a ir con un broker, de modo que pudimos sentarnos ante notario a firmar la compraventa del piso con los antiguos propietarios en la fecha pactada. En el proceso, el banco extendió un cheque a la parte vendedora, firmamos todos la compraventa y obtuvimos las llaves.

Asimismo, firmamos mi expareja y yo los documentos de inicio de la hipoteca con Banco Sabadell y salimos de la notaría como flamantes nuevos propietarios de un piso, con una hipoteca a tipo fijo por debajo del 2% y sin tener que cambiar la nómina de banco ni mantener seguros con el Sabadell pasado el primer año. A cambio, desembolsamos 118.000 € en total entre entrada, impuesto de transmisiones patrimoniales y comisión del broker.


ING


Dos años después, me vi obligado a cambiarme de banco. En aquella época recibía mi nómina en Caixabank, donde tenía una tarjeta de débito gratuita. Al ir a renovarla, quisieron cobrarme por expedirme una nueva tarjeta, así que busqué alternativas y vi que mi pareja usaba ING, donde tenía una cuenta corriente y una tarjeta de débito sin coste, así que me fui allí. Con el plan amigo, incluso nos dieron 50 € a cada uno por abrirme la cuenta :)

Al mes siguiente de estar en ING, vi que este banco ofrecía hipotecas mixtas con un período a tipo fijo de 10 años al 1,49%, así que se lo comenté a mi pareja y decidimos iniciar una subrogación de acreedor de Banco Sabadell a ING. Este proceso duró unos 4 meses, en pleno confinamiento, y finalmente firmamos nueva hipoteca y extinción de la antigua ante notario pocos días después de que nos desconfinaran. Con esto, nos ahorraríamos 13.000 €.


Liberbank


Desde antes del cambio a ING tenía a mi broker de confianza sobre aviso para que me contactara si encontraba una hipoteca a tipo fijo al 1%. Un día me habló por WhatsApp y me contó que tenía alguna oferta, así que me reuní con él y me ofreció un 1,07% en Liberbank, pero debíamos usar tarjetas de crédito, y un 1,15% en Banco Sabadell. Probamos Banco Sabadell, pero no nos quisieron ofrecer hipoteca por nuestra marcha previa :(

Unos meses después, a principios de 2022, mi broker me dijo que podía conseguirme un 0,89% en Liberbank o un 0,92% en Banco Santander. Volví a quedar con él y vimos que Santander nos obligaba a contratar un seguro de impago, pero que Liberbank solo nos pedía nóminas, seguro de hogar y usar una tarjeta de crédito 2 veces al mes. Accedimos y firmamos un 0,89% fijo (!) con Liberbank 3 meses después. Con ello, nos ahorramos 16.000 € más.


Banco Santander


Cinco años después de haber comprado el piso, la relación con la que había sido mi pareja se rompió, y con ello, se acabó también la hipoteca al 0,89% tipo fijo. Al principio, ella me dijo que me vendería su parte del piso y que podía quedarme también con la hipoteca, pagando yo toda la cuota. Unas semanas después, me dijo que no quería que su nombre quedara en el préstamo, como es lógico, así que tuve que buscarme una nueva hipoteca.

En esa época, los tipos de interés no paraban de subir y las hipotecas estaban muy caras respecto a cuando firmé con Liberbank. Aun así, conseguí un 2,71% fijo en el Santander. Nada mal, viendo que el Santander ofrecía un tipo fijo al 4% en su web. Así, acepté la oferta del broker y le compré su parte a mi ex por 108.000 €. Para ello, usé todos mis ahorros líquidos, aumenté tiempo y capital respecto a la hipoteca anterior y pedí un préstamo personal.


Palabras finales


Muchas cosas han sucedido desde que cumplí 20 años: mi salario ha ido aumentando, he ido adquiriendo conocimiento y, por el camino, conocí a una chica con un buen trabajo con la que me fue posible comprar un piso conjuntamente. A ella le debo muchas cosas, como un cambio radical en mi mentalidad y la posibilidad de adquirir una vivienda en propiedad. Sin ella, no se si me hubiera embarcado nunca en contratar una hipoteca...

Sea como sea, lo que quiero plasmar aquí es que la vida da muchas vueltas y lo que un día crees imposible se puede volver posible con una buena planificación, trabajo duro y buenos contactos. Sin haber trabajado bien, no habría aumentado mi salario; sin haber ahorrado agresivamente, no hubiera podido comprarle su parte a mi ex y sin un buen broker, no habría conseguido buenas condiciones hipotecarias.

En el momento de salir de la notaría, tras comprarle su parte a mi ex, tenía una deuda a mi nombre de 300.000 € (incluyendo el préstamo personal que tuve que pedir), una cuota mensual de la hipoteca de 1.204,14 € (el 32% de mi nómina) y 29 años de pagos por delante. Algunos dirán que era demasiada deuda o que la cuota mensual era demasiado elevada, pero como me dijo mi exsuegro un día: "ahora ya sabes por qué te levantas por las mañanas".

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