Qué es la estanflación
Anteriormente ya hablé sobre la inflación: qué es, sus causas, sus consecuencias y cómo aprovecharnos de ella, en la medida de lo posible. Pero la inflación no es la única situación macroeconómica posible para la sociedad. Veamos cuál es su evolución más temida: la estanflación.
La estanflación (estancamiento + inflación, del inglés stagflation: stagnation + inflation) es una situación económica que se da cuando en un país se juntan en el mismo período una alta inflación (alza de precios), un bajo crecimiento económico y unos altos niveles de desempleo.
Este término fue acuñado en la década de 1960 por el ministro ingles de finanzas (Ian McLeod) quien dijo:
"Ahora tenemos lo peor de ambos mundos: no sólo inflación por un lado o el estancamiento económico por el otro, sino ambos juntos. Tenemos una especie de 'stagflation' (estanflación)".
En un escenario ideal, la inflación solo estaría asociada a un crecimiento económico. Y una recesión solo estaría asociada a una baja inflación. De este modo, bajo un escenario de estanflación, los gobiernos y los bancos centrales tienen serios problemas para decidir qué políticas aplicar, en qué orden y cuándo.
Los gobiernos podrían tomar dos medidas opuestas: reducir el gasto público, lo cual hace aumentar el desempleo y agudiza la recesión o incrementar el gasto público y mantener los tipos de interés bajos, con lo que la inflación se dispara y disminuye el poder adquisitivo de la sociedad.
Así, las políticas monetarias usadas para dinamizar una economía recesiva empeoran el componente inflacionario de la estanflación y las políticas monetarias restrictivas usadas para contrarrestar la inflación suelen profundizar y ampliar su componente recesivo, por lo que no es fácil de combatir.
Se dice que se entra en recesión cuando el Producto Interior Bruto (PIB) de un país decrece durante dos trimestres consecutivos. Si entonces la economía (que entra en recesión) sufre una alta inflación, se obtiene como resultado un estancamiento económico que desemboca en un aumento de la tasa de desempleo y, en última instancia, en un aumento de la pobreza. Es decir, se produce estanflación.
Estos problemas suelen venir provocados por políticas monetarias erróneas aplicadas por gobiernos débiles. Según Paul Samuelson, premio Nobel de Economía en 2003, la estanflación viene provocada por la regulación de la economía por parte del gobierno de un país donde se mezclan la economía de libre mercado y el intervencionismo estatal excesivo.
Las políticas gubernamentales de ayudas sociales, la limitación de las rentas precibidas por alquiler de inmuebles, el establecimiento de un salario mínimo interprofesional más elevado del que debería existir o la segmentación del mercado laboral son causas clásicas de estanflación.
La estanflación es una contradicción, ya que un crecimiento económico lento debería conducir a un aumento del desempleo, pero no a un aumento de los precios. Es por eso que este fenómeno es malo: un aumento en el nivel de desempleo resulta en una disminución en el poder adquisitivo de los consumidores.
Si se añade una alta inflación a una bajada del poder adquisitivo de la población, se llega a una situación en la que hay menos dinero para gastar y aquello que puede comprarse con el dinero ahorrado es menor que lo que el consumidor podía comprar un tiempo atrás.
Todo esto desemboca en un aumento en el nivel de pobreza del país que se encuentra en estanflación donde, a nivel general, la producción se ve fuertemente disminuida, con un crecimiento económico reducido, nulo o negativo. En definitiva, para cualquier país, la estanflación solo trae resultados negativos.
Para combatir la estanflación, lo mejor que se puede hacer es centrarse en:
• Flexibilidad laboral
• Fiscalidad empresarial incentivadora de la inversión
• Regulación con plenas garantías de protección al inversor
• Agilidad de la justicia
• Oferta energética abundante, diversificada y segura para que sea barata
• Distribución comercial menos rígida y administrativamente menos intervenida
• Plenas garantías de defensa de la competencia
• Suelo edificable libre y de tramitación ágil
• Educación y formación a todos los niveles más ligada al aparato productivo
El aumento generalizado de los precios puede derivar en menores ganancias para las empresas, lo que a su vez podría afectar a los rendimientos de las acciones (menor pago de dividendos o incluso suspensión del dividendo). Esta es una de las principales inquietudes entre los inversores, que podrían ver como su cartera de acciones deja de abonarles dividendos y/o su valor total se ve reducido.
Además, si la inflación continúa en aumento, los bancos centrales aumentarán las tasas de interés como una medida para controlar la inflación. De este modo, los activos de renta variable (bolsa) se verán afectados también, pues se encarece el costo de endeudamiento para las empresas y esto se traslada en un pago menor de dividendos a los accionistas, al tener menos caja.
Por el contrario, si aumentan las tasas de interés de los préstamos, se ven aumentados también los tipos de interés abonados por la renta fija, la cual pasaría de ofrecer una cifra cercana al 0% a ofrecer rentabilidades competitivas. Por todo lo comentado, una cartera de inversión debería estar equilibrada y contener algo de renta fija (bonos) además de renta variable (acciones).
Por último, comentar que mientras que un escenario inflacionista beneficia a aquellos que tienen propiedades inmobiliarias en alquiler con una hipoteca fija (los ingresos por alquiler suben con la inflación, mientras que el interés pagado disminuye mes a mes), la estanflación propicia que se den dos problemas: que el valor del inmueble se vea reducido y que aumente el riesgo de impago por parte de los inquilinos.
Hay que protegerse frente a posibles subidas de precios y políticas intervencionistas. Y no es fácil. La única opción que le queda al ciudadano medio es, como siempre, invertir su dinero. Mantener una cartera equilibrada con exposición tanto a renta variable como a renta fija. Y cruzar los dedos para que la estanflación (y el gobierno que la propició) no se mantenga durante mucho tiempo.
Estanflación
La estanflación (estancamiento + inflación, del inglés stagflation: stagnation + inflation) es una situación económica que se da cuando en un país se juntan en el mismo período una alta inflación (alza de precios), un bajo crecimiento económico y unos altos niveles de desempleo.
Este término fue acuñado en la década de 1960 por el ministro ingles de finanzas (Ian McLeod) quien dijo:
"Ahora tenemos lo peor de ambos mundos: no sólo inflación por un lado o el estancamiento económico por el otro, sino ambos juntos. Tenemos una especie de 'stagflation' (estanflación)".
En un escenario ideal, la inflación solo estaría asociada a un crecimiento económico. Y una recesión solo estaría asociada a una baja inflación. De este modo, bajo un escenario de estanflación, los gobiernos y los bancos centrales tienen serios problemas para decidir qué políticas aplicar, en qué orden y cuándo.
Los gobiernos podrían tomar dos medidas opuestas: reducir el gasto público, lo cual hace aumentar el desempleo y agudiza la recesión o incrementar el gasto público y mantener los tipos de interés bajos, con lo que la inflación se dispara y disminuye el poder adquisitivo de la sociedad.
Así, las políticas monetarias usadas para dinamizar una economía recesiva empeoran el componente inflacionario de la estanflación y las políticas monetarias restrictivas usadas para contrarrestar la inflación suelen profundizar y ampliar su componente recesivo, por lo que no es fácil de combatir.
Causas de la estanflación
Se dice que se entra en recesión cuando el Producto Interior Bruto (PIB) de un país decrece durante dos trimestres consecutivos. Si entonces la economía (que entra en recesión) sufre una alta inflación, se obtiene como resultado un estancamiento económico que desemboca en un aumento de la tasa de desempleo y, en última instancia, en un aumento de la pobreza. Es decir, se produce estanflación.
Estos problemas suelen venir provocados por políticas monetarias erróneas aplicadas por gobiernos débiles. Según Paul Samuelson, premio Nobel de Economía en 2003, la estanflación viene provocada por la regulación de la economía por parte del gobierno de un país donde se mezclan la economía de libre mercado y el intervencionismo estatal excesivo.
Las políticas gubernamentales de ayudas sociales, la limitación de las rentas precibidas por alquiler de inmuebles, el establecimiento de un salario mínimo interprofesional más elevado del que debería existir o la segmentación del mercado laboral son causas clásicas de estanflación.
Consecuencias de la estanflación
La estanflación es una contradicción, ya que un crecimiento económico lento debería conducir a un aumento del desempleo, pero no a un aumento de los precios. Es por eso que este fenómeno es malo: un aumento en el nivel de desempleo resulta en una disminución en el poder adquisitivo de los consumidores.
Si se añade una alta inflación a una bajada del poder adquisitivo de la población, se llega a una situación en la que hay menos dinero para gastar y aquello que puede comprarse con el dinero ahorrado es menor que lo que el consumidor podía comprar un tiempo atrás.
Todo esto desemboca en un aumento en el nivel de pobreza del país que se encuentra en estanflación donde, a nivel general, la producción se ve fuertemente disminuida, con un crecimiento económico reducido, nulo o negativo. En definitiva, para cualquier país, la estanflación solo trae resultados negativos.
Combatiendo la estanflación
Para combatir la estanflación, lo mejor que se puede hacer es centrarse en:
• Flexibilidad laboral
• Fiscalidad empresarial incentivadora de la inversión
• Regulación con plenas garantías de protección al inversor
• Agilidad de la justicia
• Oferta energética abundante, diversificada y segura para que sea barata
• Distribución comercial menos rígida y administrativamente menos intervenida
• Plenas garantías de defensa de la competencia
• Suelo edificable libre y de tramitación ágil
• Educación y formación a todos los niveles más ligada al aparato productivo
Estanflación e inversiones
El aumento generalizado de los precios puede derivar en menores ganancias para las empresas, lo que a su vez podría afectar a los rendimientos de las acciones (menor pago de dividendos o incluso suspensión del dividendo). Esta es una de las principales inquietudes entre los inversores, que podrían ver como su cartera de acciones deja de abonarles dividendos y/o su valor total se ve reducido.
Además, si la inflación continúa en aumento, los bancos centrales aumentarán las tasas de interés como una medida para controlar la inflación. De este modo, los activos de renta variable (bolsa) se verán afectados también, pues se encarece el costo de endeudamiento para las empresas y esto se traslada en un pago menor de dividendos a los accionistas, al tener menos caja.
Por el contrario, si aumentan las tasas de interés de los préstamos, se ven aumentados también los tipos de interés abonados por la renta fija, la cual pasaría de ofrecer una cifra cercana al 0% a ofrecer rentabilidades competitivas. Por todo lo comentado, una cartera de inversión debería estar equilibrada y contener algo de renta fija (bonos) además de renta variable (acciones).
Por último, comentar que mientras que un escenario inflacionista beneficia a aquellos que tienen propiedades inmobiliarias en alquiler con una hipoteca fija (los ingresos por alquiler suben con la inflación, mientras que el interés pagado disminuye mes a mes), la estanflación propicia que se den dos problemas: que el valor del inmueble se vea reducido y que aumente el riesgo de impago por parte de los inquilinos.
Palabras finales
Hay que protegerse frente a posibles subidas de precios y políticas intervencionistas. Y no es fácil. La única opción que le queda al ciudadano medio es, como siempre, invertir su dinero. Mantener una cartera equilibrada con exposición tanto a renta variable como a renta fija. Y cruzar los dedos para que la estanflación (y el gobierno que la propició) no se mantenga durante mucho tiempo.
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