La tragedia de los bienes comunales

En la intersección entre la gestión de recursos y la acción colectiva, la tragedia de los bienes comunales se manifiesta como un dilema persistente que amenaza la sostenibilidad de recursos compartidos. Este fenómeno, también conocido como la "tragedia de los comunes", describe la sobreexplotación y degradación de recursos cuando son utilizados por individuos en un contexto común, sin regulación o gestión efectiva.


Definición de la tragedia de los bienes comnunales


La tragedia de los bienes comunales es un dilema que describe una situación en la que varios individuos, guiados únicamente por su interés personal y actuando de manera independiente pero racional, terminan por destruir un recurso compartido limitado, a pesar de que tal destrucción no beneficie a ninguno de ellos, ya sea individualmente o en conjunto, sino todo lo contrario: que les perjudique a todos.


Origen y autor


Este dilema fue introducido por un ecólogo estadounidense llamado Garrett Hardin en 1968 en un artículo publicado en la revista Science vol. 162. Hardin argumentó allí que los recursos gestionados a nivel comunitario son más propensos al uso excesivo e irracional, y propone que la única forma de prevenir la sobreexplotación es mediante la transformación de la propiedad comunal en propiedad privada o estatal.


El escenario de los bienes comunales


Imaginemos un pastizal compartido por varios pastores. Inicialmente, el pastizal puede mantener un número determinado de cabezas de ganado sin sufrir daños irreversibles. Cada pastor tiene un incentivo individual para agregar más ganado a su rebaño, ya que las ganancias personales aumentan. Sin embargo, cuando todos los pastores persiguen este interés sin restricciones, el pastizal se degrada rápidamente debido a la sobrepoblación.


La paradoja del interés propio


La tragedia de los bienes comunales pone de manifiesto la paradoja del interés propio desmedido. Cada individuo, al buscar maximizar sus beneficios personales, contribuye involuntariamente a la degradación del recurso compartido. Este fenómeno ilustra la tensión inherente entre el bienestar individual y el bienestar colectivo.


Ejemplos contemporáneos


La tragedia de los bienes comunales no es una teoría abstracta, sino una realidad que se manifiesta en diversos contextos contemporáneos. La sobreexplotación pesquera, la deforestación descontrolada y el agotamiento de acuíferos son ejemplos palpables de cómo los recursos compartidos pueden ser víctimas de esta tragedia.


Críticas a la tragedia de los bienes comunales


Se señala que la tragedia de los bienes comunes ha sido utilizada por países desarrollados como pretexto para introducir agentes reguladores en países poco desarrollados para explotar sus recursos naturales de manera "adecuada". También destaca cómo los países desarrollados pueden corromper a gobiernos subdesarrollados para permitir la explotación o privatización de recursos, generando la llamada "maldición de los recursos".

La tesis de la tragedia de los comunes parte del supuesto de que la comunidad no puede llegar a acuerdos racionales sobre el uso de recursos comunes y se sugiere la introducción de un agente externo, ya sea el poder estatal o actores privados, como regulador. Sin embargo, Elinor Ostrom desafía esta idea al demostrar que la propiedad común puede ser gestionada de manera efectiva por la comunidad, sin intervención externa.

Derrick Jensen, un ambientalista radical, critica la "tragedia de los bienes comunes" al afirmar que se utiliza como propaganda para promover la propiedad privada. Argumenta que ha sido empleada por la derecha política para expropiar los "recursos comunes" del tercer mundo, como parte del Consenso de Washington. De esta forma, propone llamarlo "la tragedia del fracaso de los comunes" en lugar de "La tragedia de los comunes".

David Harvey comparte una crítica similar, destacando que el despojo de las poblaciones indígenas en América del Norte se justificó porque no producían valor. Cuestiona por qué no se enfoca en la propiedad individual del ganado en lugar del pasto como algo común.

Entre las críticas a la tesis de Hardin se incluye la confusión entre gestión comunal y libre acceso a los recursos. Se argumenta que la propiedad comunal es una forma de propiedad privada regulada, y que la realidad empírica muestra que el tipo de propiedad sobre los recursos naturales no influye exclusivamente en su degradación.


Soluciones y gobernanza sostenible


Para superar la tragedia de los bienes comunales, se requiere una combinación de regulación, colaboración y conciencia colectiva. La gestión sostenible de los recursos compartidos implica establecer límites claros, implementar regulaciones que desincentiven la sobreexplotación y fomentar la responsabilidad compartida.

La creación de instituciones y políticas que promuevan la sostenibilidad a largo plazo de bienes comunales es esencial. La participación de la comunidad, la educación ambiental y la aplicación de tecnologías que monitoreen y regulen el uso de los recursos también desempeñan un papel crucial en la mitigación de esta tragedia.


Reflexión final


La tragedia de los comunes nos recuerda la importancia de considerar el impacto colectivo de nuestras acciones. En un mundo interconectado, donde los recursos son compartidos globalmente, la gestión sostenible es esencial para preservar la salud de nuestro planeta y garantizar un futuro próspero para las generaciones venideras.

Este dilema es una invitación a reflexionar sobre cómo nuestras decisiones individuales afectan al bienestar común. En última instancia, enfrentar la tragedia de los bienes comunales implica trabajar juntos hacia un equilibrio armonioso entre el progreso individual y la preservación de nuestros recursos compartidos.

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