Qué es el coste de oportunidad

Cada vez que tomas una decisión estás renunciando a algo de una u otra forma. Por ejemplo, si eliges irte de viaje a Barcelona en vez de a Madrid, estás renunciando a ver Madrid. De igual forma, si compras un modelo de coche, estás renunciando a disfrutar del resto de modelos. En economía esto se conoce como coste de oportunidad.


Qué es el coste de oportunidad


Se puede definir el coste de oportunidad como el valor de la mejor opción que no se ha realizado. En otras palabras, lo que has dejado de ganar por tomar una determinada decisión que puede que, además, no haya sido la idónea. En finanzas se podría definir como la pérdida potencial de beneficios al no aprovechar otra oportunidad.

Este concepto fue introducido por Friedrich von Wieser en su obra "Teoría de la economía social" (Theorie der gesellschaftlichen Wirtschaft), publicada en 1914. En ella, Wieser examina cómo aprovechamos nuestros recursos, centrándose especialmente en los recursos que dejamos de obtener o que incurren en un costo específico al no optar por la mejor alternativa. En otras palabras, se refiere a lo que sacrificamos en cada elección.


La elección


Si bien tomar decisiones es una tarea complicada es algo inevitable a lo largo de toda la vida. Aunque algunas decisiones son más cruciales que otras, la meta siempre debería ser optar por la alternativa que, inicialmente, maximice tu bienestar personal. Sin embargo, surge la pregunta:

¿Cómo determinar cuál es la elección óptima?

El concepto del coste de oportunidad es útil para analizar los recursos que se dejan de obtener - o se pierden - en una elección. Esta idea simplifica la toma de decisiones informadas. La forma más efectiva de comprenderlo es reflexionar sobre el tiempo o el dinero, dos de los recursos más sencillos de cuantificar.


El coste de oportunidad en las finanzas personales


En el ámbito financiero, el coste de oportunidad se refiere a los recursos que podrías ganar según la forma en que elijas invertir. Por ejemplo, si optas por dejar tus ahorros en una cuenta corriente que no genera interés alguno, el coste de oportunidad equivaldría al tipo de interés que obtendrías al depositar tu dinero en una cuenta remunerada. O mejor aun, el tipo de interés que te darían inversiones más rentables, como acciones o fondos.

Otro ejemplo a considerar sería la comparación entre destinar tus ahorros a comprar una casa para alquilarla a terceros o invertir esos ahorros en acciones o fondos de inversión. El coste de oportunidad sería la diferencia entre el resultado de ambas opciones. Es decir, lo que dejarías de ganar si el mercado de valores hubiera dado más rentabilidad, o al revés, si la hubiera proporcionado el alquiler de la vivienda.


El coste de oportunidad en las empresas


Las empresas se encuentran a diario ante decisiones complejas, y el coste de oportunidad está presente en todas ellas. Desde cuestiones tan fundamentales como decidir entre reinvertir los beneficios o distribuir dividendos entre los accionistas, hasta aspectos más sensibles como determinar si cambiar o no su flota de vehículos, y de qué manera hacerlo (compra, renting, leasing, etc.).

Un ejemplo del coste de oportunidad en el ámbito empresarial sería la elección entre utilizar liquidez para comprar un terreno destinado a una nueva fábrica o financiar su adquisición. Si bien en las finanzas personales se recomienda evitar la deuda, no ocurre lo mismo en el contexto empresarial. En este escenario, si la empresa decide emplear su efectivo para adquirir los terrenos, el coste de oportunidad son las deducciones fiscales que podría haber aprovechado al financiar la operación.


El coste de oportunidad en política


La política es otro ámbito donde el coste de oportunidad tiene un gran peso en la tomar decisiones. El Estado, en su rol de administrador del dinero público, se enfrenta a la tarea de elegir cómo maximizar sus recursos para lograr el mayor beneficio posible para sus ciudadanos.

Un ejemplo ilustrativo de esta dinámica se encuentra en el dilema de los cañones y la mantequilla, explicado por Paul Samuelson en su libro "Curso de economía moderna" (1948). El economista retoma la pregunta planteada por Hernan Groening en un discurso de 1936, que alertaba sobre el armamentismo de los países vecinos:

¿Dónde deberían destinarse los recursos del país, en cañones o en mantequilla?

Los primeros son útiles para la protección, mientras que lo segundo, el alimento, es esencial para la supervivencia. En esta situación, se presupone que el Estado evaluará la coyuntura y asignará recursos a uno u otro aspecto según lo que resulte más beneficioso en cada momento.


El coste de oportunidad en el día a día


Cada día, te encuentras ante innumerables decisiones, y en muchas de ellas subyace un coste de oportunidad. La rapidez con la que tu cerebro evalúa la situación y toma una decisión es asombrosa, ya sea elegir entre ir al cine, quedarte en casa o salir a tomar algo con amigos, hasta la elección del restaurante para la cena.

Un ejemplo más concreto de esto es cuando decides ir al cine y la película no cumple tus expectativas. Evaluando el tiempo, lo lógico sería considerar el coste de oportunidad de ese tiempo perdido y abandonar la proyección para no invertir más en algo que no te aporta satisfacción. Sin embargo, el sesgo de aversión a la pérdida (haber pagado por la entrada ) puede influir en que te quedes hasta el final.

Incluso en decisiones tan personales como el momento de tener hijos, entra en juego el coste de oportunidad. De hecho, es precisamente por esta razón que algunas parejas optan por postergar la maternidad y paternidad hasta alcanzar una estabilidad profesional o haber cumplido ciertas metas personales.


Cómo calcular el coste de oportunidad


La clave para determinar el coste de oportunidad radica en la medida que elijas como referencia. Como hemos visto en el ejemplo del cine, la cuantificación puede variar significativamente si se emplea el tiempo o el dinero.

Incluso al utilizar dinero como base, al calcular el coste de oportunidad entre ir al cine y quedarse en casa, habría que considerar gastos adicionales como el transporte o las palomitas. En este contexto, el coste, desde una perspectiva financiera, sería el gasto total de ir al cine, comparado con el ahorro que supondría quedarse en casa.

¿Y cuando ambas opciones conllevan un coste?

En ese escenario, es necesario restar el valor de la alternativa elegida al compararlo con la mejor opción desaprovechada. Piensa, por ejemplo, en la decisión de abrir un negocio en lugar de invertir en un fondo.


Reflexión final


Calcular el coste de oportunidad es más directo cuando se trata de dinero, pero se vuelve más complejo cuando entran en juego elementos como tus gustos y preferencias. Aunque desde un punto de vista financiero podría ser más beneficioso ir al cine que a un concierto, si te gusta mucho el grupo musical, eso inclina la balanza.

Por otro lado, un truco práctico para medir el coste de oportunidad cuando empleas tu tiempo como recurso es traducirlo a dinero. Esto se puede lograr descubriendo tu tarifa por horas y, al contrario, al realizar compras, calculando cuánto tiempo debes trabajar en horas para adquirir aquello que deseas tener.

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